5 reglas esenciales para preservar tus cuadros de pintura

24 / 04 / 2025
1. Mantén tus cuadros alejados de fuentes de calor o aire
Lo ideal es que las obras se mantengan en un ambiente con temperatura constante, alrededor de los 19 ºC. Aunque esto no siempre es posible en un hogar, es importante evitar colocarlas cerca de chimeneas, radiadores o sistemas de aire acondicionado.
Los cambios bruscos de temperatura pueden alterar los materiales con los que está hecha la pintura, provocando arrugas, ampollas o grietas en su superficie. Los lienzos, además, tienden a expandirse o contraerse con las variaciones de temperatura y humedad, por lo que es clave que estén bien tensados sobre su bastidor.
2. Evita espacios húmedos
La humedad es uno de los grandes enemigos de las obras sobre lienzo. Tanto la madera como las telas son materiales que absorben humedad fácilmente, lo que puede favorecer el desarrollo de moho, hongos e incluso atraer insectos.
No los guardes ni los cuelgues en baños ni en lugares cerrados con exceso de humedad, y evita envolverlos en plásticos. Es recomendable permitir la circulación del aire detrás del cuadro, por ejemplo, separando ligeramente la parte inferior de la pared con pequeños topes de silicona.
Revisa tus cuadros un par de veces al año, especialmente el reverso y el marco, sobre todo si son de madera. Si vives en una zona costera, presta especial atención a mantener la humedad ambiental entre el 40% y 55%.
3. Cuida la iluminación
La exposición directa a la luz del sol y a ciertos tipos de iluminación artificial puede deteriorar las pinturas: desvanecer colores, agrietar barnices y dañar la superficie. Protege tus cuadros del sol usando cortinas o moviéndolos a una zona menos expuesta.
Si decides iluminarlos artificialmente, opta por luces frías que no generen calor adicional. La luz indirecta también es ideal, ya que evita reflejos indeseados en el barniz. Procura mantener una distancia mínima de dos metros entre la fuente de luz y la obra.
Las técnicas como acuarela o pastel son especialmente sensibles: deben estar expuestas a niveles muy bajos de luz (máximo 60 lux), mientras que los óleos y acrílicos toleran entre 150 y 200 lux.
4. Limpia el polvo con suavidad
Para retirar el polvo acumulado, lo mejor es usar un pincel de cerdas suaves. Evita productos químicos, aerosoles de limpieza o métodos caseros como limpiar con alimentos: estos pueden provocar manchas, alterar los colores o dañar la superficie de forma permanente.
Es preferible tolerar una ligera capa de polvo que arriesgarse a un daño irreversible por una limpieza inadecuada. La conservación debe ser siempre delicada.
5. Protege tus cuadros del humo y la contaminación
El humo de chimeneas activas puede oscurecer los colores con el tiempo. Asimismo, colocar cuadros en cocinas expone sus superficies a grasas y partículas en suspensión que se adhieren con facilidad.
Si decides exhibir tus obras en este tipo de entornos, considera enmarcarlas con cristal para crear una barrera protectora.
Con el paso del tiempo, una obra también adquiere carácter y un encanto propio. Déjala envejecer con dignidad, cuidándola como se merece, y permitirá que cada marca cuente una parte de su historia.